España pierde final del Europeo de balonmano

España no pudo repetir el éxito del año pasado en Túnez, cuando se proclamó campeona del mundo de balonmano

y tuvo que conformarse con la medalla de plata en el Europeo de Suiza. Los hombres de Juan Carlos Pastor realizaron su peor partido del torneo en la final y cayeron ante Francia por 23-31.

Un año (menos un día) después, a España no le quedó otra que conformarse con la plata en el Europeo. Los sueños del doblete quedaron disipados ante un combinado francés que nada tuvo que ver con el cándido equipo que cayó en la primera fase del torneo ante los de Pastor. Esta vez, a Claude Onesta, el técnico galo, no le cogió por sorpresa el juego español y devolvió la moneda en el partido decisivo.

España arrancó la final con fuerza. Ilusionada por el reto y confiada por la solvencia demostrada en el camino hacia el título. Un parcial de 4-1 en los primeros minutos pareció confirmar que el oro sólo era cuestión de tiempo. Juanín y Rocas volvían locos a los defensas galos y DavidBarrufet seguía confirmando su estado de gracia. Sin embargo, las buenas noticias apenas duraron quince minutos. Barrufet tuvo que retirarse con problemas en el gemelo de la pierna izquierda, tras una espectacular parada ante Abalo.

A duras penas lograba la selección mantener el frenético ritmo de Francia. Un equipo apoyado en el acierto de Nikola Karabatic (11 goles) y Joel Abati, que ametrallaron la portería española a pesar de las advertencias previas de Pastor. El 13-17 con el que se llegó al descanso fue un mal menor, sobre todo teniendo en cuenta que ni Iker Romero ni Alberto Entrerríos habían dado señales de vida en el primer parcial.

El descanso apenas tuvo efecto balsámico en la selección. Sólo un amago de reacción de Juanín logró reducir a dos goles la diferencia, una barrera excesivamente grande para un equipo que echó demasiado en falta la contundencia de sus laterales en los lanzamientos exteriores. No obstante, las opciones se esfumarían a los diez minutos de la segunda mitad. Fue el momento cúspide del portero francés Thierry Omeyer, una nueva pesadilla para la historia de balonmano español como ya lo fuera en su día Bruno Martini, que logró desquiciar con sus intervenciones imposibles a los jugadores de España. Ni siquiera la entrada del cañonero Fis resolvió los problemas.

Ahí concluyó la final. Tres goles en los últimos veinte minutos, con 14 minutos sin anotar (20-28), cortaron de raíz el sueño del doblete y, posiblemente, impidieron a ilustres veteranos como Barrufet, Mariano Ortega, Juancho Pérez o Mateo Garralda levantar el cetro continental. Ese honor correspondió a Francia, un equipo que por primera vez en su dilatada historia logró tomar el mando del balonmano europeo. España tendrá que esperar.

Fuente: elmundo.es

Autor:Carlos Guisasola

por dilam
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