Partiendo de que el terreno de plantación esté bien preparado. Comience por mojar el sistema radicular con el fin de afianzar el cepellón.
Cave un hoyo doble de ancho y una vez y media más profundo que el cepellón. Ponga en el fondo abono orgánico y estiércol bien descompuesto. Retire el contenedor con cuidado de no dañar las finas raices. Entierre el cepellón a la misma profundidad que se encontraba en el contenedor y rellene con tierra mejorada con mantillo y turba, luego riégue bien para que las raices se aclimaten.