Lugo. Hay sanciones que carecen de lógica

Paula Vilariño. El Progreso (Lugo).
Una compañera me contó hace poco que le llegó una multa de tráfico por rebasar un semáforo en rojo.
Lo curioso del caso es que la mujer lo hizo con sus mejores intenciones, para ceder el paso a una ambulancia que circulaba con la sirena puesta, abriéndose camino como podía entre la multitud de coches que atestaban la Ronda da Muralla en plena hora punta.

No estamos hablando de que la intrépida conductora pisara el acelerador y siguiera su camino a gran velocidad, saltándose las normas de tráfico con la excusa de no entorpecer. Lo único que hizo -su gran osadía- fue mover unos metros su turismo y arrimarse todo lo posible a la acera para que la ambulancia continuara su marcha.

Cuando recibió la multa, con la imagen del fotorrojo incluida, la mujer acudió a las dependencias de la Policía Local para explicar lo sucedido y para que alguien con un poco de sentido común comprobara que la infracción estaba más que justificada. Sin embargo, lo único que le dijeron es que la supuesta ambulancia no salía en su foto y que no podía pedir los fotogramas siguientes porque no era «parte interesada» en ellos.

Además, el agente que tuvo a bien escucharla le explicó que no está permitido infringir una norma de circulación para ceder el paso a un vehículo prioritario, «así que la próxima vez, mejor no se aparte», le espetó. Vamos, que ser una ciudadana cívica le costó nada más y nada menos que doscientos euros y cuatro puntos del carné.

Comentando después el tema, me encontré con otros lucenses que fueron multados por casos similares y que ya no ceden el paso ni cuando van a pie.

La cosa no deja de ser curiosa si tenemos en cuenta la permisividad que hay en Lugo en cuestiones de tráfico. Sobre las ocho y media de la tarde del martes, sin ir más lejos, había dos vehículos aparcados en la parada de autobús de la plaza de abastos y ninguno fue multado, a pesar de que los viajeros del transporte público tuvieron que bajarse en plena calzada. Y eso que al lado de los dos turismos, y también perfectamente estacionada en la parada del bus, había una moto de los agentes de movilidad.

Por no hablar del multamóvil, que teóricamente ficha la matrícula de un vehículo mal estacionado y vuelve a pasar a los veinte minutos para multarlo si continúa en el mismo lugar. Vamos, que puede usted dejar el coche en doble fila durante un cuarto de hora sin ningún problema. Y sin olvidar que estamos en Lugo, una ciudad que no se caracteriza por sus grandes avenidas y donde un coche mal estacionado puede provocar un caos.

Yo reconozco que en ocasiones aparco «un minutito» en zonas donde no está permitido -precisamente porque nunca me han multado-, pero tengo mis dudas sobre lo que haré la próxima vez que escuche una sirena.

Vía ||elprogreso.galiciae.com

por dilam
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