La pista gallega de Cervantes

Una tenue conexión celta.
Los abuelos maternos del autor, que comparte apellido con el municipio ubicado en Os Ancares, eran gallegos y su principal protector fue el conde de Lemos.

Me decía hace años Filgueira Valverde, con su ironía escéptica, que existían más posibilidades de que Cristóbal Colón fuese gallego que Miguel de Cervantes. Sin embargo, es una posibilidad que hay que tratar. No hay que olvidar que el veterano periodista Arturo Lezcano siempre decía: «A poco que rasques, en cualquier personaje le sale un pariente de Ourense».
El inmortal autor de El Quijote lleva dos apellidos de origen gallego: Cervantes, municipio de Lugo situado en la montaña de los Ancares, y Saavedra, de la parroquia de O Irixo (Ourense) y de Begonte (Lugo).
«El actual término de Cervantes —según Filgueira Valverde en la Gran Enciclopedia Gallega— se dividió en dos señoríos: el de San Miguel dos Agros, de Compostela, y el de los condes de Grajal. La fortaleza de Doiras está en el lugar de Vilarello (Cervantes) y es coincidencia que allí estuviesen los Saavedras, mucho antes del nacimiento de Cervantes. Éste aludió a estos lugares cuando hizo decir a Don Quijote: ‘En un lugar de las montañas de León tuvo principio mi linaje’».
Juan de Mena fue el primero que se refirió a la estirpe gallega de los Cervantes y de los Saavedra: «Los de este linaje —apuntó— son de alta sangre, que proceden de ricos hombres de León y Castilla, que están enterrados en Sahagún y en Celanova. Eran gallegos de nación, que venían de la rodilla de los reyes godos. De Celanova vinieron a Castilla y se hallaron en la conquista de Toledo (...) Son de buena casta y hubo en ellos unos conquistadores de Sevilla y de Baeza y otros grandes hombres».
Estirpe celta
Según la Enciclopedia de blasones y linajes de Galicia, de fray José Crespo, el padre Gándara también reclamó para Galicia el origen del apellido, haciéndole descender del alcalde de Toledo Nuño Alonso, que logró importantes victorias sobre los moros, y del cual habla largamente el autor de Armas y triunfos de Galicia, transcribiendo su testamento y añadiendo que de él descendieron los Cervatos o Cervantes.
Luis Astrana Marín, en su Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, se inclina por la tradición gallega del autor de El Quijote con estas palabras: «Porque Navarro y Ledesma se olvidaba de Galicia, de la remota sangre celta de Cervantes y de la no menos remota de los Saavedra; una y otra de la provincia de Lugo. Y también de toda la sangre gallega de los Cortiñas, de la Meseta Central. Nada sabemos, como ya se dijo, de los abuelos paternos de Cervantes; más los Saavedra eran de estirpe celta, que tenían su casa solariega en Galicia, junto a Lugo; y allí está Santa María de Saavedra, e igualmente el pueblo de Cervantes, y San Pedro de Cervantes y San Román de Cervantes».
Los Saavedra —apunta Filgueira Valverde— tienen uno de sus principales solares en el coto de Airas, que lleva su nombre. Perteneció a este linaje Pedro Arias de Saavedra, conde de Monterroso, seguidor de Gelmírez.
En su exhaustiva edición de El Quijote (Ed. Círculo de Lectores), Francisco Rico sólo dedica cuatro notas a las palabras Galicia y gallegos. Incluso en su amplia bibliografía, cita tres trabajos de Filgueira Valverde (Tiempo y gozo en la narrativa medieval (La cantiga), Don Quijote y el amor trovadoresco y Sobre lírica medieval gallega y sus perduraciones), omitiendo el más importante que es el citado de la Gran Enciclopedia Gallega.
Apunta, asimismo, Filgueira que Cervantes no visitó nunca la Galicia de sus supuestos antepasados: «Son escasos, también, los personajes gallegos que aparecen en sus obras, pero tampoco se dejó llevar por la moda literaria entonces en boga de degradarlos. Son gallegas —añade Filgueira— las mozas de El Mesón del Sevillano en La ilustre fregona. En La señora Cornelia se escribe de Galicia que «es otra nación, según fama, algo menos puntual y bien nacida que la vizcaína». En La entretenida, un personaje dice que es «lacayo, más no gallego».
En cuanto a rectificaciones, hay que señalar que el «muchacho gallego» del borrador de Rinconete y Cortadillo se convierte en «asturiano» y los arrieros que maltratan a Don Quijote y Sancho, que eran gallegos en la primera edición, pasan a ser «yargueses» en la segunda. Sin embargo, siguen siendo gallegas las jacas que cocean a Rocinante en el mismo episodio.
El conde de Lemos
Filgueira Valverde apunta que de las explicaciones que se han buscado para estas correcciones, «la de no deshonrar su oriundez gallega y la de satisfacer a su protector, el conde de Lemos, la segunda parece la más aceptable». Y es que lo que mas unió a Cervantes a Galicia fue su amistad con el de Lemos, a quien se debe la edición de varias de sus obras, como las Novelas ejemplares, la segunda parte de El Quijote y los Trabajos de Persiles y Segismunda.
Según Filgueira, la sangre gallega dio a Miguel de Cervantes «el humor de ojos alegres, el cultivo de la sátira encubierta, el juego incomparable de la ternura e ironía y el sentido de la abierta convivencia».
Fuente: La Voz de Galicia
Autor:Carlos Fernández

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