¿Tendrán valor?
AHORA que ya estamos en Navidad y que, como gusta decir José Luis Baltar, se nos ablanda el corazón, es el momento de recordar a la buena gente. A los que pasan por la vida haciendo caridad y ayudando a los demás. A los bondadosos que se entregan a la defensa del bien, aun a costa de ser incomprendidos, criticados y vapuleados. Nos referimos, como no podía ser de otra manera, a George W. Bush. Todo generosidad.
Nadie como él ha sido capaz de extender la armonía, la paz y la quietud a todo el mundo. Especialmente a los países más necesitados de ayuda, por ser los menos favorecidos. Nadie como el presidente norteamericano ha sido quién de protegernos de las malas compañías, de defendernos de los malvados y de hacer que nuestro porvenir sea más nítido que nunca.
Es bien cierto que esa encomiable labor de defensa, protección y ayuda no resulta fácil. Todos son sinsabores. Y que una persona de los principios morales y éticos de George ha tenido que hacer de las tripas corazón. Espiando extrajudicialmente a miles de personas; diciendo que había armas aun a sabiendas de que no las había, llevándose a prisioneros de excursión por medio mundo; levantando Guantánamo; devastando Afganistán e Irak; permitiendo que la CIA torture, humillando al enemigo y, en definitiva, llevándose por delante a decenas de miles de ciudadanos.
Pero todo lo ha hecho por nosotros. Aunque seamos incapaces de agradecérselo. Esa labor de amparo, protección y guía la ha llevado a cabo para que seamos más felices. Y ahora, en tiempo de Navidad, hay que agradecérselo.
Por cierto, una duda. ¿Brindará esta Nochebuena Bush, y todos los que lo secundaron en sus ansias destructivas y se retrataron a su lado, por la paz? ¿Tendrán valor, él y todos sus rapsodas, de levantar la copa y apelar a la concordia, al entendimiento y a la vida? ¿Serán capaces?
Fuente:La Voz de Galicia
Autor:ERNESTO S. POMBO