FCBarcelona.-El Barça vende fútbol
Silenciado Laporta,el Barça ha encontrado el sosiego
necesario para volver a la cima: es líder por primera vez en lo que va de temporada. Ha regresado a la cumbre tras dos meses algo tormentosos, con el presidente más presidencialista que nunca, con titulares en las páginas de política y de sucesos aeroportuarios. Y, por supuesto, en las de deportes, convertido en un pizarrista más, hasta el punto de que llegó a recomendar a Rijkaard que cambiara el sistema tras un empate en el Camp Nou ante el Zaragoza.
El holandés, siempre moderado, nunca estridente, ni se inmutó. Como tampoco lo hizo cuando sentó a Ronaldinho y Deco; o cuando decidió acunar a Messi con más cautela de lo que demandaban algunos sectores. El tiempo dicta sentencia: cada gran decisión de Rijkaard ha sido oportuna y eficaz. Reaccionaron Ronaldinho y Deco -resacosos tras el curso anterior- y Messi encontró su momento: tuvo su aperitivo veraniego ante el Juventus, se matriculó ante el Udinese y se doctoró el día grande, en una plaza, el Bernabéu, donde tantos y tantos se han destemplado. Rijkaard, un gran gestor del vestuario, puso las cosas en su sitio, ajeno a quienes le querían alborotar el gallinero. Jamás negoció el estilo del equipo y el Barça llegó a Chamartín en pleno vuelo. Llegada la gran cita, el equipo azulgrana no movió un ápice su guión, grapó la pelota, le hizo un nudo al Madrid y se mantuvo a la espera de dinamitar a Casillas, cuestión más que probable cuando del polvorín se encargan futbolistas como Ronaldinho y Eto'o.
El Barça expuso un plan que comenzó a perfilar mediada la temporada 2003-04. Un manual deportivo que no ha hecho sino mejorar y perfeccionar desde entonces, sin necesidad alguna de reventar la caja fuerte o hacer desfilar a la plantilla por la pasarela Cibeles. El que gana vende, sobre todo si lo hace con brillantez, como este Barça capaz de mejorar incluso algunas herencias del dream-team: frente a algunas extravagancias del impagable e inolvidable Cruyff, Rijkaard ha tejido un equipo más compacto, menos experimental. El técnico azulgrana, fiel a su compatriota y a la exquisita escuela holandesa, ha mantenido el juego por los extremos, la circulación veloz de la pelota, el gusto por el balón como epicentro de todo. Un proyecto con un magnífico presente y un fabuloso futuro. Todo lo contrario que el Madrid, cuyo diseño mercantil ha estado muy por encima del deportivo.
Florentino Pérez, un gran gestor financiero, supo revitalizar al madridismo quitándole las telarañas bancarias. Con un botín en la mano, se lanzó a por las primeras estrellas del planeta, los jugadores soñados por cualquier club. Pero el paso del tiempo reveló que los cimientos de la galaxia eran más económicos que futbolísticos, dos variables que no siempre congenian en el fútbol. El presidente alistó a un pelotón de superfiguras y creyó prescindible cualquier envoltorio: lo mismo no le valía Makelele que echaba el lazo a Gravesen y García; lo mismo se negaba a los centrales como aterrizaban Samuel, Woodgate y Ramos; lo mismo se juntaba a Ronaldo, Owen, Morientes y Portillo que se dejaba solo a Ronaldo; lo mismo no valía Del Bosque que servían Camacho, Queiroz, García Remón o Luxemburgo; lo mismo no encajaba Valdano que había hueco para Sacchi y Butragueño... El único proyecto eran las alharacas asiáticas y el mimo exagerado de los jerarcas del vestuario: grandes jugadores sin timonel ni rumbo fijo.
Tras dos años sin títulos y con el eterno rival en pleno sprint, el Madrid debe revisar su credo cuanto antes si no quiere verse rezagado durante un largo ciclo. Por ahora, el Madrid sólo ha ganado al Barça a los chinos; pero, sin éxitos en el campo, hasta el bazar extradeportivo puede quebrar. Por ahora, quien vende fútbol es el Barça.
Fuente: El País
Autor: José Sámano