Pintura. Las tonalidades
Las tonalidades de las pinturas representan diferentes evocaciones. Además, influyen en el estado de ánimo y proporcionan más o menos calidez. Por este motivo es muy importante plantearse cuál es la emoción que pretendemos transmitir:
Los Amarillos. Aportan a los espacios luminosidad, vitalidad y calidez. Con ellos es posible atraer la luz del sol a un interior apagado. Eso si, deben iluminarse con luz amarilla, si no la luz blanca anulará su efecto resplandeciente.
Los azules. Son ideales para baños por su frescor, aunque se utilizan cada vez más en habitaciones. También pueden tener un efecto relajante, según la intensidad o el color que les acompañen.
Los rojos. Junto a los naranjas animan y dan vigor a los ambientes. En su estado puro es el color más excitante, mezclado con amarillo estimula a comer y a la vida social. Para no cargar, se debe limitar sólo a un paño de pared. Sus gamas van desde el rosa o el naranja, a los morados más sofisticados.
Los verdes. Generan un ambiente de serenidad y reposo. Sirve como comodín, porque, según la cantidad de amarillo o azul que contenga, incluso de rojo, se consiguen distintos efectos: joven, frío, cálido o muy elegante.