Los efectos del fuego al microscopio

Lugo.
El colegio de Doiras conciencia a sus alumnos mediante una actividad que incluye el análisis de las consecuencias producidas en el terreno por los incendios forestales.
«Cando se ven as consecuencias e se estudia unha a unha con detalle, cambia a percepción do problema dos incendios forestais», afirma el director del colegio A Ponte de Doiras, del municipio de Cervantes, Lois Toirán. Este centro está desarrollando una curiosa actividad con sus alumnos para luchar ya desde la infancia y de una forma efectiva contra el mal endémico de la quema del monte.

Los profesores, igual que la mayor parte de la sociedad, están convencidos de que la educación y la concienciación son los mejores medios, pero como el movimiento se demuestra andando, llevan una semana de prácticas sobre un caso real: un siniestro ocurrido hace dos o tres semanas, que afectó a una superficie de unas 120 hectáreas de unos montes que abarcaron desde la parte alta de una ladera, hasta la baja, y en consecuencia, con características muy distintas.

Los trabajos comenzaron con la localización y la delimitación del monte Cotrillón en la cartografía. Posteriormente, alumnos y profesores se desplazaron hasta el lugar. Estudiaron los efectos del fuego en la fauna y en la flora. También tomaron muestras de las consecuencias en la estructura del suelo, así como en el ciclo, en la calidad y en la cantidad del agua de los manantiales y cauces afectados.

El trabajo de campo incluyó visitas a las aldeas de Noceda y A Lama, que algunos conocen bien porque residen en ellas. En Noceda comprobaron el punto en el que comenzó el siniestro, que a estas alturas existe el convencimiento de que fue intencionado.

Tomaron muestras de dos zonas bien diferenciadas. En la parte alta de la zona quemada comprobaron que el suelo consiste en una capa de tierra que apenas tiene unos centímetros de grosor. La calidad es muy pobre por lo que el nivel de humus es muy bajo y en consecuencia la vegetación también es más reducida, limitándose a monte bajo.

En la parte baja la capa de tierra tiene entre uno y varios metros. Es muy rica en sustratos por lo que la flora y la fauna son abundantes.

Con las comprobaciones realizadas sobre el terreno y el material recogido, ya en el centro comprueban la química del carbono, aunque sea en niveles muy incipientes, porque ni la edad ni los medios de que disponen en el colegio dan para más, según puntualiza el director.

 

Más Información: lavozdegalicia.es

por dilam
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